En esta etapa de la vida se acentúan signos de envejecimiento cutáneo que ya habían comenzado décadas anteriores y aparecen otros. Igualmente aún se puede lucir una piel tersa, nutrida, hidratada y luminosa, es cuestión de saber cómo cuidarla para combatir esos signos!
Signos de envejecimiento cutáneo:
La piel se vuelve más fina y flácida, ya que pierde el tono muscular casi en un 70%.
La disminución de las hormonas durante la menopausia provoca que el cutis se reseque y que las manchas oscuras aumenten.
También se reduce la densidad cutánea; es decir, se adelgazan las fibras de colágeno. En el cuello y en el rostro se evidencian las consecuencias de este proceso.
La regeneración celular disminuye, lo cual provoca que se acentúen las arrugas, las bolsas y las ojeras.
Para renovar nuestra piel es necesario brindarle un tratamiento intensivo que ayude a desacelerar los efectos del envejecimiento. Se pueden contrarrestar todos estos síntomas a través de una buena nutrición que repare la piel y el uso de un poderoso antiedad.
Algunos consejos importantes de Clínica Riba para cuidar de tu piel…
Limpieza facial:
Se aconseja reemplazar los geles a base de aceite y las barras de jabón, que pueden irritar la piel seca, por un limpiador más cremoso o leche de limpieza.
Hidratación intensiva:
Optar por las fórmulas que contengan sustancias que retienen el agua y crean una barrera para evitar que ésta se evapore. Estas deben contener, por ejemplo, aminoácidos especiales, lactato de sodio, urea y alantoína.
Reafrimar el cutis:
Por la mañana y por la noche aplicar una crema para fortalecer los tejidos del rostro que contenga:
-Calcio-Rosa mosqueta
-Minerales (oro, cobre, magnesio)
-Vitaminas C y E
-Flavonoides de la soja
-DMAE o dianimoetanol
Tratamiento con Retinol:
Mediante cremas o bajo supervisión médica (peelings).
Los ojos nos hablan del estado general de la persona: la salud, el insomnio, el estrés, e incluso el estado de ánimo, quedan reflejados en la piel que los rodea.
La piel de la zona periorbital (alrededor de los ojos) es la más frágil y sensible de toda la cara aunque la ventaja de esta zona es que los productos penetran mejor y más rápidamente, pero la piel del contorno es extremadamente fina y frágil frente a las agresiones externas y a la intensa movilidad de los músculos.
Los productos específicos para el contorno de ojos tienen que superar infinidad de pruebas dermatológicas y oftalmológicas incluyendo los riesgos de irritación o alergia; la mayoría tienen un ligero efecto tensor y son calmantes, descongestionantes, estimulantes y reafirmantes; las cremas son normalmente más ricas y más agradables que los geles. Sus fórmulas específicas están adaptadas a esta piel a la que nutren, hidratan y suavizan, además de restaurar la elasticidad y aportar protección.
Bolsas y ojeras
En primer lugar, las bolsas de origen acuoso se deben a una modificación de los parámetros de acumulación hídrica de la persona que las padece. Esta alteración orgánica provoca las antiestéticas bolsas como manifestación de la incapacidad del riñón a eliminar y drenar el exceso de líquido. En ocasiones, los responsables de las bolsas de origen acuoso son la falta de sueño, el cansancio o el exceso de alcohol y tabaco. Son, sin lugar a dudas, las más comunes.
Muy vinculado con las bolsas de ojos, se presenta la hinchazón de párpados. Esta alteración estética se debe a una deficiencia de la microcirculación linfática del contorno ocular. Puede no tener relación con las bolsas, pero se agrava con éstas. Se s
uele observar al despertar, después de una noche de poco sueño o después de haber dormido mucho. Durante la noche se puede acumular líquido que es fácilmente drenado por el día gracias a los múltiples parpadeos que activan la microcirculación linfática. Una buena higiene de vida, con sueño suficiente, y evitando el consumo de alcohol es la mejor prevención para evitar los párpados
hinchados.
En segundo lugar, las bolsas de origen graso se producen por una acumulación de tejido adiposo bajo los ojos. Estas bolsas pueden tener su origen en multitud de causas, pero se destaca la falta de emulsión de las grasas por el hígado. Se evidencian cuando la grasa sobre la que reposa el ojo provoca unas pequeñas hernias, que presionan el tejido conectivo y que se aprecian visualmente como abultamientos localizados bajo los ojos. Estas bolsas se tratan quirúrgicamente de forma permanente, a esta cirugía se le denomina Blefaroplastia y puede ser simple (sólo un párpado) o doble (ambos párpados).
En tercer lugar, cuando las bolsas tienen origen genético, no se puede garantizar un resultado estético permanente. Es posible que la biología del paciente determine su reaparición.
Determinar el origen de la bolsa es sencillo y se realiza presionando ligeramente el párpado: en el caso de bolsas por hinchazón, se forma un pequeño hoyuelo que desaparecerá lentamente; en el caso de bolsas por grasa, se aprecia una presión constante y no se forma el hoyuelo característico.
Arrugas faciales
Toxina Botulínica: Se inyecta en muy pequeñas cantidades para relajar músculos específicos y tratar las líneas verticales del entrecejo, frente, puente de la nariz, alrededor de los ojos y las patas de gallo. De esta manera, se logra debilitar el músculo de expresión facial, aplanando así la piel.
Su efecto dura aproximadamente 6 meses.
Plasma Rico en Plaquetas (PRP): Es un tratamiento de bioestimulación cutánea realizado con la sangre del propio paciente, a través de los factores de crecimiento plaquetario.
El objetivo es restablecer el metabolismo y la funcionalidad cutánea, afectados por el proceso de envejecimiento. Se logra así un proceso de rejuvenecimiento que genera grandes cambios en la piel: otorga luminosidad, mejora el color, atenúa arrugas finas y líneas de expresión, y recupera elasticidad y tersura. También retrae zonas con flacidez. Se suele realizar unas dos o tres veces al año.
Ácido hialurónico: Se utiliza como relleno de surcos más profundos como los peribucales o nasogenianos. Este ácido tiene la propiedad de retener agua en porcentaje mil veces mayor a su peso, esto es lo que logra la hidratación apropiada de la piel. Además de reconstituir las fibras que sostienen los tejidos y alisar pliegues se ha comprobado científicamente que estimula la producción de colágeno lo que multiplica y prolonga el resultado rejuvenecedor. Esto permite conseguir muy buenos resultados también a largo plazo.
Se realiza una aplicación cada 8 meses ó un año, dependiendo de cada paciente y su absorción.