Respirar es oxidarse pero ocurre más si se hace de forma incorrecta. Si mejoras la técnica protegerás todos los órganos, aumentará tu vitalidad e incluso la piel ganará luminosidad. Y es que todas las células necesitan oxígeno para funcionar y cuando mejor respiras más lo obtienen y mejor «trabajan». Por otro lado, seguir el fluir del aire al entrar y salir del cuerpo te ayuda a descansar y a estar relajada, factores que evitan el envejecimiento prematuro.
Juegos que amplían la capacidad de tus pulmones
Hinchar varios globos diario, hacer burbujas en un vaso o similar que intentas apagar una vela. Son técnicas que permiten mejorar la capacidad pulmonar. Otra manera de lograrlo es coger el máximo de aire posible, contar hasta tres y soltarlo.
Actividades que mejoran la respiración
Se ha demostrado que salir a caminar regularmente mejora la musculatura que interviene en la función pulmonar. Al correr también se pone en movimiento la parte superior del tronco, que interviene asimismo en el proceso de oxigenación.
Si haces deporte hazlo mejor en lugares libres de contaminación
Las fábricas, los coches, las chimeneas liberan tóxicos al aire que, en contacto con las células, aceleran su proceso de envejecimiento, principalmente las que forman parte del pulmón y el corazón. Cuando haces ejercicio los pulmones «abren» y si estás en lugares con contaminación las partículas del exterior entran con más facilidad.
Si estás en reposo o haciendo una actividad moderada…
Debes llenar los pulmones con la parte alta del pecho. Para aprender a hacerlo: eleva los brazos, coge aire por la nariz, llévalo hacia el abdomen y suéltalo por la boca expulsándolo con fuerza.
Para recuperar el aliento tras un ejercicio intenso…
Hay que respirar con el abdomen. Así llenas los pulmones usando el diafragma y, al ser un músculo fuerte, coges más aire. Para hacerlo: toma aire poco a poco y expulsalo lentamente hasta que notes que no queda nada. Repite varias veces.
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