La guerra contra las arrugas fueron y son la principal preocupación estética de las mujeres de todos los tiempos. Así se combatieron a lo largo de la historia:
1550 AC
La receta de un peeling ácido rejuvenecedor aparece escrita en un texto médico del antiguo Egipto.
69-30 AC
Cleopatra siempre viajaba con ganado y, de esa manera, se aseguraba un stock diario de leche fresca, que es rica en ácido láctico.
Además de bañarse en ella, se la aplicaba en forma de cataplasma sobre su rostro.
1820’s
Justinus Kerner, un médico alemán, descubrió los efectos paralizantes de la toxina botulínica y sugirió que en pequeñas dosis podría causar espasmo muscular.
Fines de 1800’s
Las inyecciones de parafina eran un popular tratamiento contra las arrugas, hasta que fueron reportados ciertos efectos secundarios, como el cáncer.
1917
Un dermatólogo de California publicó sus experiencias utilizando fenol, un agente descamante y embellecedor de la piel.
1934
Se descubrió el ácido hialurónico, una sustancia gelatinosa que mantiene la piel humectada y elástica.
1981
La FDA (food and drug administration) de Estados Unidos aprobó el primer inyectable de arrugas derivado del cuero de la vaca.
Este año Clínica Riba abre sus puertas y desde entonces brinda a sus pacientes los últimos avances en medicina estética y cirugía.
1988
Un estudio de la American Medical Association confirmó que el retinol-A reduce las arrugas.
1992
Se publicó en primer estudio sobre los efectos anti-age de las inyecciones de toxina botulínica: el 94% de las pacientes mostraron una frente más suave durante al menos 3 meses.
2004
Se lanzó al mercado el primer relleno de ácido hialurónico. Al poco tiempo, su fórmula fue ligeramente modificada, logrando que éste sea como naturalmente se encuentra en la piel.
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