Aunque a simple vista parezcan sinónimos en el fondo no lo son… Comemos por muchas razones y no siempre con el fin de alimentarnos. Es evidente que comer proporciona senación de placer. La prueba es esto es el paso del hambre al apetito y de la alimentación a la gastronomía.
Debemos al psicoanálisis, sobretodo a Freud, esta relación entre la alimentación y la cavidad bucal como fuente de placer, y así vemos definida la etapa oral en el desarrollo piscosexual del niño.
El bebé busca el pecho de la madre para nutrirse, pero también para encontrar el placer de la succión. En el adulto, la boca es un lugar de placer privilegiado.
La oralidad se expressa en la gula, en el alcoholismo y en el tabaquismo y, naturalmente, en el beso amoroso, ya que hay un paralelismo entre la boca alimentaria y la boca amoroso, es decir entre el ámbito digestivo y el ámbito sexual.
En todas las culturas podemos observar expresiones lingüísticas como: «apetito sexual», «mujer apetitosa», «está para comérselo»…, que demuestran esta relación y la evidencia del pacer que proporciona comer.
En Clínica Riba contamos con un equipo de expertos en dietética y nutrición que conocen a fondo este amplio mundo del comer y alimentarnos.