Ahora que muchos nos vamos de vacaciones es importante que no olvidemos la protección solar si vamos a pasar mucho tiempo al aire libre, ya sea en la playa, en la montaña o en la piscina. Puede parecernos engorroso, o puede que pensemos que si no lo utilizamos vamos a conseguir broncearnos de forma más rápida, pero debemos ser conscientes y responsables: proteger nuestra piel de los rayos solares es un paso obligatorio antes de exponernos al sol.
Lo primero que debemos tener en cuenta es el factor de protección que elegimos para nuestra crema o bloqueador solar: este es el número que aparece junto a las letras FPS (factor de protección solar) en el bote de crema. Este número hace alusión al tiempo que podemos pasar al sol sin quemarnos después de aplicar el protector: si con la piel limpia te quemas a los cinco minutos, con una crema con FPS 15 puedes aguantar sin quemarte hasta 15 veces más (75 minutos en total).
- ¿Puedo usar la crema del año pasado?: Algo que solemos hacer mucho es reutilizar las cremas de años anteriores. Antes de hacerlo debemos comprobar dos cosas: por un lado, la fecha de caducidad de la crema, que siempre viene impresa en el envase. Por otro lado, hay que mirar cuánto tiempo dura el envase una vez abierto en perfectas condiciones: localizad en el envase el dibujo de un tarro abierto con un número impreso, y ese es el número de meses (por lo general suelen ser 12) que el producto mantiene sus características cuando ya está abierto.
- ¿Qué tipo de protector escojo?: Es importante utilizar protectores solares resistentes al agua (porque estaremos entrando y saliendo del mar o de la piscina, y porque podemos arrastrar la crema con nuestro propio sudor) y de amplio espectro, es decir, que nos protejan de los rayos UVA y UVB. El número del FPS solamente se refiere al bloqueo de los rayos UVB, por lo que en el envase de nuestra crema debe aparecer de forma explícita “bloqueador de amplio espectro” o “protección contra rayos UVA y UVB”.
- Prepárate antes de salir de casa: el protector solar debe aplicarse al menos 30 minutos antes de exponernos al sol para que la piel pueda absorberlo de forma adecuada. Además, deberemos volver a echarnos aproximadamente cada dos horas después de la primera aplicación.
- Algunas zonas conflictivas de las que nos olvidamos: no olvides proteger también tu rostro (incluidos los párpados) con protector solar, a poder ser con uno específico y que no sea tan graso como el que se aplica en el resto del cuerpo. Algunas zonas especialmente delicadas y que solemos olvidar son: las corvas o el hueco poplíteo (zona de detrás de las rodillas), la zona de la nuca, la parte de arriba de las orejas, las axilas, los empeines y las ingles.
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¡Protege tu piel y disfruta de la playa!